Juan Carlos Cartagena, Licenciado en Computación, Doctor en Biología
Camilo Escalona ha publicado un artículo que reivindica la figura y legado de Salvador Allende (https://www.elmostrador.cl/destacado/2021/05/06/el-problema-de-no-comprender-a-allende/).
Escalona traza correctamente la figura y la significación del legado del ex presidente. Solo en Chile, donde subsisten los más tenaces detractores de su obra, no son capaces de reconocer la justeza de las afirmaciones de Allende. Escalona tiene razón en reafirmar el alcance de su figura. Sin embargo, hay en su texto algunas ambigüedades que requieren clarificación. Escalona sabe a quién va dirigida su nota.
Cuando Escalona habla de “’modas ideológicas que devenían en intolerancia dogmática y la descalificación de la diversidad de ideas y opiniones en falsos depositarios de la verdad, era una práctica que rechazaba totalmente”, no puedo evitar recordar una de las frases más célebres de su propio repertorio en el momento en que la demanda popular de cambio constitucional recién comenzaba a surgir. Por supuesto, se trata de aquella en que Escalona, por decirlo con sus propias palabras, revela su “intolerancia dogmática y la descalificación de la diversidad de ideas y opiniones en falsos depositarios de la verdad”, tratando a aquellos que plantean un cambio constitucional como “fumadores de opio”.
Confieso que me resulta difícil comprender como un socialista, defensor de los valores de le ética de Allende y la Unidad Popular, pueda dirigirse en tales términos al movimiento popular por el cambio. Hoy cuando estas ideas han logrado abrirse paso a través de la imposición hegemónica neoliberal, de la que Escalona es un excelente ejemplo, nuestro socialista renovado pretende erigirse en árbitro y dictar líneas de conductas morales futuras. Sin embargo, su trayecto político nos muestra que sus posiciones políticas reposan en gran parte en “modas ideológicas”, las que tienen por norte la cosecha de dividendos políticos. Nada más lejano de la ejemplar trayectoria política de Salvador Allende.
Su reciente producción es, desgraciadamente, aunque Escalona no quiera reconocerlo, un intento más “de apropiación de su legado con fines subalternos [que] no tiene asidero”. El proyecto de Allende nunca contempló ni el sectarismo, ni la confrontación, ni la descalificación, ni la negación del pluralismo ideológico, presentes ya en las propias conferencias de Escalona dictadas en Francia a principios de los 90. No resulta vano reafirmar las palabras de Allende: las descalificaciones de Escalona no han tenido asidero. Tampoco la tendrán a futuro.
El Partido Socialista en sus orígenes fue fundado para crear un Chile más justo. ¿Cuándo la dirigencia del Partido Socialista tiene reticencias para desligarse del proyecto de sociedad neoliberal, está o no sometido a “modas ideológicas”?
Allende, siempre rehusó adherir a la socialdemocracia mundial pues conocía sus destinos finales, hoy visibles y manifiestos, desgraciadamente, en nuestro Chile. Gracias, también, a la obra del Partido Socialista actual del que Escalona es también responsable.
Allende es una fuente de agua clara, ‘si no has de beber de sus aguas debes dejarla correr para que otros beban de ella’. El legado de Allende corresponde a todos, menos aquellos que pretenden, como Escalona, encausarlo y utilizarlo.
J.C. Cartagena
París, 6 de mayo de 2021.