Juan Carlos Cartagena, Licenciado en Computación, Doctor en Biología
A pensamiento es la guerra mayor que se nos hace, ganémosla a pensamiento. José Martí.
Hasta ayer no lograba comprender como personas que se estimaban analistas políticos agudos, no acertaban describir y descortezar la realidad política chilena.
En efecto, si todos los observadores concordaban en retratar correctamente las demandas ciudadanas de la calle, la mayor parte de los articulistas, politólogos, cientistas y otros analistas, nunca se molestaron en hacer la distinción entre los partidos políticos y se referían a los partidos como la “clase política” [Gaetano Mosca].
Desde el 18 de octubre de 2019, la calle, que bregaba por sus urgentes derechos, se encontraba sumergida bajo la permanente ola de informaciones interesadas de los medios dominantes, empezando por la televisión, no era capaz de entender ni distinguir a cabalidad el complicado funcionamiento de sus instituciones. Solo sabían, en un primer tiempo, que el sistema no había sido capaz de cumplir sus promesas de “tiempos mejores” y luego, pronto comprendieron que si éste no era modificado desde la base nunca habría posibilidades de obtener una vida digna. El rechazo de toda la institucionalidad llegó a ser global en las manifestaciones. Pero los analistas que tenían los medios, la capacidad, la información y el deber de explicar los hechos, no se molestaron en aclarar la amalgama que entrañaba el término de “clase política”. Es difícil creer que fuese por incapacidad. Hubo ciertamente un interés inconfesable.
Los porfiados hechos han obligado a estos estudiosos a comenzar a hilar más fino en sus conclusiones. Los resultados de este fin de semana han hecho desaparecer el término de “clase política” que ha sido reemplazado por la apreciación más adecuada de “partidos del sistema o del orden”, introduciendo una clara y justa diferenciación entre ellos.
Tal descubrimiento merece ser saludado incluso si es tardío. Los futuros análisis no pueden sino ganar cuando los autores dejan de lado prejuicios que arrastran desde el siglo pasado y que tienen que ver con la polaridad de la guerra fría.
Algunos desde una postura militante, osaron incluso descalificar esta batalla porque estaba “perdida de antemano”. Seguramente han olvidado que la única lucha que se pierde es la que se abandona según el Che Guevara. Conviene recordar también que ninguna batalla se enfrenta en condiciones ideales, por lo que todas ellas se deben dar en las condiciones que se presenta.
Este fin de semana se ha ganado una batalla, lo que permitirá establecer ciertamente bases para avanzar más lejos mañana. El futuro se construye paso a paso. Jadue reflexionaba, que el movimiento social y el triunfo de la Unidad Popular demoró casi 50 años en surgir. Hoy han pasado casi 50 años desde el golpe de Estado. Es tiempo de maduración y claridad de las ideas en el seno del pueblo entre ellas está también aquella de que en las batallas a venir todas las voluntades deberán ser bienvenidas.
J. C. Cartagena
Francia, miércoles 19 de mayo de 2021