A cuidarse de futuras decepciones, desafíos y peligros

En medio del entusiasmo por el abrumador resultado obtenido en el plebiscito creo conveniente establecer un minuto de reflexión acerca de los desafíos, pero sobre todo, las trampas a las que nos veremos pronto confrontados.

La derecha tiene la intención – y los medios -, de convertir esta derrota en triunfo.

Sabemos que el 22% del electorado eligirá constituyentes que van a votar artículos de la constitución que conserven el estado actual de cosas. Pero entre el 80% de los electores por el Apruebo la cosa no es tan clara. De ese 80% hay que distinguir varios segmentos.

Primero los electores de derecha que en realidad están por el rechazo. Votaron Apruebo, siguiendo las instrucciones de Longueira (1), quienes eligirán logicamente constituyentes que votarán artículos de la constitución que conservarán el neoliberalismo.

Enseguida, aquellos votantes que quieren un cambio de constitución pero no de sistema económico y que pueden llegar a acuerdos con la derecha, ellos representan los sectores socialdemócratas.

El tercer segmento lo representan aquellos sectores organizados o no en partidos que impulsan un cambio total de sistema económico.

La dificultad consiste en atribuir un porcentaje a cada uno de estos sectores dentro del 80% del Apruebo. Si tomamos como referencia la última elección legislativa (2) es factible atribuir 36% al electorado de derecha. Entonces quiere decir que 14% de los votos del Apruebo son gente de derecha que están por la mantención de la actual constitución.

El segmento socialdemócrata lo podemos estimar igualmente con el porcentaje de votos obtenidos por el conjunto de partidos socialdemócratas (DC, PS, PR, PPD, IC, MAS), vale decir, cerca del 30 %.

Por ùltimo, los partidos y movimientos por un cambio radical (PCCh, RD, PH, PI, PODER,PEV, FREVS, PTR, PAIS), distribuidos en 2017 en varias coaliciones separadas (FA, CRV, PTR, PTCH, FM), pueden estimarse en alrededor del 30%.

Reencontramos, entonces, los tradicionales tres tercios de la política chilena.

Si tenemos en cuenta que la derecha irá más unida – menor nùmero de listas -,  que la oposición, a la elección de constituyentes, el porcentaje de constituyentes elegidos por la derecha, gracias al beneficio que el método de repartición D’Hont otorga a las listas de unión, será muy superior al tercio requerido para bloquear cualquier artículo.

En efecto, con la reglamentación a la que está sometida la convención constitucional, en particular los 2/3 necesarios para aprobar cada artículo de la nueva constitución, va a ser prácticamente imposible, sin negociación o acuerdo, aprobar alguno de ellos. La otra premisa sobre la que cuenta apoyarse la derecha es que en ausencia de voto mayoritario para aprobar un artículo prevalecerá lo que existe en la actual constitución. Piñera lo dijo en su primer discurso después del 25 de octubre: “una constitución nunca parte de cero”(3).

Conclusión, la derrota de los partidarios de la antigua constitución poseen aún diques de defensa muy sólidos, que, si se mantienen y son bien manejados, pueden permitirles obtener una gran victoria: una constitución muy parecida a la actual contra la cual no se podrá alegar que es ilegítima. Dos son los antídotos a esta situación : la participación masiva de nuevos electores en los próximos comicios y la formación de la más amplia unidad de voluntades por el cambio.

J.C. Cartagena.

Miércoles 28 de octubre de 2020.

Notas:

(1) http://piensachile.com/2020/10/longueira-no-hay-hoja-en-blanco-si-sacamos-el-tercio-no-existe-asi-de-simple-y-asi-de-claro/

(2) https://ppd.cl/wp-content/uploads/2018/01/Resultados-Elecciones-Presidenciales-Parlamentarias-y-Cores-2017.pdf

(3) https://prensa.presidencia.cl/comunicado.aspx?id=167349

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