El significado que, define la palabra plebiscito, es el procedimiento jurídico por él que se somete a votación popular una ley o un asunto de especial importancia, para el estado, también hay otro: apoyo masivo de un pueblo a una determinada causa.
El asunto de especial importancia, para el pueblo de Chile es vital, porque define todo el futuro político y económico de una nación, que ha sido la cuna del neo liberalismo, impuesto a sangre y fuego, por la reacción interna y el imperialismo,aplastó primero el promisorio Chile de la Unidad popular, y sus cuarenta medidas, para luego imponer la política económica de Milton Friedmann y los “chicago boys”en 1976, mientras sus hordas de la DINA /CNI, la policía política de Pinochet, hacia desparecer, asesinar y torturar en campos de concentración y sitios secretos de detención, a los chilenos, con el resultado de una izquierda diezmada, entre ellos, tres direcciones completas del Partido comunista de Chile, miembros que aún continúan en su mayoría, desaparecidos. Ante este panorama desolador y con una población cercana a los10 millones, en ese entonces, el pueblo mantiene viva la llama del socialismo, que encendiera Salvador Allende, como todos sabemos inmolado en la Moneda, palacio de gobierno, que quiso justicia social por la vía del voto.
La dictadura quiso dar un cambio y legitimar aquellos actos, de traición, y crimen, redactó una constitución a la medida del cometido, que pudiera dejar fuera, de toda participación al pueblo y sus demandas populares, y blindar los privilegios a la clase oligárquica y fascista, coautores de crímenes y exoneración, y exilio, de los más lúcidos pensadores y profesionales de todas las disciplinas,haciéndose, con el control de toda actividad intelectual y derechamente, quemando libros y publicaciones que no fueran a fines a su régimen. Directamente con las empresas del estado y de las riquezas básicas, que pasaron a manos privadas, de las que dependía fundamentalmente el gasto público en salud educación y pensiones.
Pinochet,y la junta de gobierno,quiso dar un barniz de democracia a la cruenta dictadura, llamando a un plebiscito, para aprobar su constitución en 1980 sin registros electorales, sin veedores extranjeros, y sin garantías en la veracidad de su resultado, con un simple si o no, en un voto. Como era de esperar resultó triunfador, de aquel amaño, e instaló una “carta magna” de la cual emana todo el ejercicio de la dictadura hasta el plebiscito del Si y el No en 1988.
Acosta de la sangre sudor y lágrimas de miles de chilenos, que empezaron muy pronto a protestar en las calles de Chile se fue sumando el clamor de cambio, a la cual los políticos de derecha y social demócratas,dejando al Partido comunista, y otras fuerzas de izquierda,que habían luchado incluso con las armas, para que el imperialismo yanqui que considera a América latina, su patio trasero, diera su brazo a torcer, hubieran cambios sustanciales, conformaron. una maquinación sostenida para desmovilizar al pueblo de Chile e instalar un gobierno de apariencia democrático, pero con toda la parafernalia pinochetista, constitución incluida, y que se encargaron de administrar el neo liberalismo, la llamada coalición: “Concertacion de partidos por la democracia”, izquierdistas renovados, y anticomunistas.
Disfraces mas o menos, de demócratas, los mismos políticos que apoyaron el golpe,que fueron responsables de los crímenes de lesa humanidad,del robo flagrante de las empresas estratégicas como CODELCO (enajenada en un 80%) el agua potable, la electricidad de los hogares, destrucción de ríos y santuarios de la naturaleza en busca de oro, el Litio, en manos del yerno del dictador, anegamiento de cementerios indígenas, reemplazo de bosque nativo por pino radiata, que deja sin agua a los agricultores, e infinidad de atentados a la naturaleza y a la vida, flora y fauna.
Muchos de ellos siguen en el parlamento, votado por una esmirriada participación electoral, producto del hastío de la gente, estos gobiernos sucesivos, empezaron por poner debajo de la mesa el programa de gobierno a partir de 1990, una “justicia en la medida de lo posible” en materia de derechos humanos, la ley laboral heredada de la dictadura y la aborrecida “Constitución de 1980”, agravada por un injusto sistema de pensiones en manos privadas, que cuando ganan, son ellos, y cuando pierden es la gente, según en que empresas ponen el dinero, en contraste con las pensiones de las fuerzas armadas y policía, que están favorecidas al igual que el sistema de salud y otras, como la educación, que exige endeudamiento con los bancos y que los que no pueden pagar pierden hasta sus casas.
En la pandemia en curso, han fallecido 18 mil personas en un país con una población de 18 millones, muestra clara de la situación que vive la mayoría.
El”estallido social”del 18 octubre de 2019, nos retrotrae a la historia de luchas de mas de cien años del movimiento popular en chile. Con mas de 500 personas sin ojos y/o daños oculares permanentes, mas de medio centenar de asesinados por civiles o agentes del estado y mas de 2500 presos políticos, sin juicio, o con juicios sin pruebas, o fabricadas por la policía de carabineros o civiles, ha sido el alto precio, sólo por protestar en las calles, poniéndose en marcha,una desesperada salida política, por medio de acuerdos a espaldas del pueblo, en el parlamento, favoreciendo a Piñera.
Una movilización sin tregua, que se ha dado la gente en forma pacífica, y masiva de todos los colores políticos, etnias y capas sociales, y un ejército popular de jóvenes armados de piedras, pinturas y astucia, para frenar la acción de los carabineros,que no dudan en usar todo tipo de armas y gases disuasivos, disparados, o lanzados por el carro lanza aguas, hacen sonar las alarmas, al ver que nada, los logra hacer volver a sus casas, las medidas de sacar los militares a la calle u ofrecer pequeñas dádivas económicas, sin cambiar los problemas de fondo, han mantenido en vilo a un gobierno ineficaz y asesino presidido por Sebastian Piñera, un individuo que fue,candidato,escondiendo su pinochetismo para ser apoyado, hasta por demócratas cristianos y que posee un prontuario delincuencial de sobra conocido.
Un gobernante que declara a la guerra a su pueblo para seguir defendiendo los privilegios de no mas del 3% de la población que percibe cada uno de ellos mas de 2 mil millones de pesos mensuales. Chile uno de los países mas desiguales del mundo, quiere plebiscito, para cambiarlo todo, empezando por la constitución, todo ésto no por una decisión del gobernante, ni del parlamento que traicionó en “una cocina”(noviembre de 2019) y regaló por miedo y mezquindad ⅔ del quorum, para una nueva constitución con” hoja en blanco”, sino por el pueblo movilizado, que masivamente votará este 25 de octubre, con una consigna sin igual “Chile es y será cuna y tumba del neo liberalismo”.
Nina Salinas
Barcelona, 15 de Octubre de 2020.
THE PLEBISCITE OF CHILE ON OCTOBER 25.
The meaning that defines the word plebiscite, is the legal procedure by which a law or a matter of special importance is submitted to a popular vote, for the state, there is also another: massive support of a people for a certain cause.
The matter of special importance for the people of Chile is vital, because it defines the entire political and economic future of a nation, which has been the cradle of Neo-liberalism, imposed by blood and fire, by internal reaction and imperialism, crushed first the promising Chile of Popular Unity, and its forty measures, to later impose the economic policy of Milton Friedmann and the “chicago boys” in 1976, while his hordes of the DINA / CNI, Pinochet’s political police, made disappear, murder and torture Chileans in concentration camps and secret places of detention, with the result of a decimated left, among them, three complete leaderships of the Communist Party of Chile, members that are still mostly missing. Faced with this bleak panorama and with a population close to 10 million, at that time, the people kept alive the flame of socialism, which was lit by Salvador Allende, as we all know, immolated in La Moneda, the government palace, who wanted social justice on the road. of the vote.
The dictatorship wanted to make a change and legitimize those acts of treason and crime, it drew up a constitution tailored to the task, which could exclude all participation from the people and their popular demands, and shield the privileges of the oligarchic class and fascist, co-authors of crimes and exoneration, and exile, of the most lucid thinkers and professionals of all disciplines, taking control of all intellectual activity and directly, burning books and publications that were not intended for their regime. Directly with the state companies and basic wealth, which passed into private hands, on which public spending on health, education and pensions depended fundamentally.
Pinochet, and the governing board, wanted to give a veneer of democracy to the bloody dictatorship, calling for a plebiscite to approve its constitution in 1980 without electoral records, without foreign observers, and without guarantees as to the veracity of its result, with a simple yes or no, in a vote. As expected, he was successful, of that size, and installed a “magna carta” from which emanates the entire exercise of the dictatorship until the plebiscite of Yes and No in 1988.
Acosta of the blood, sweat and tears of thousands of Chileans, who very soon began to protest in the streets of Chile, joined the clamor for change, to which right-wing politicians and social democrats, leaving the Communist Party, and other forces from the left, who had even fought with arms, so that the Yankee imperialism that considers Latin America, its backyard, could give its arm to twist, there would be substantial changes, they conformed. a sustained plot to demobilize the people of Chile and install a seemingly democratic government, but with all the Pinochet paraphernalia, including the constitution, and which was in charge of administering the Neo-liberalism, the so-called coalition: “Concertation of parties for democracy”, renewed leftists, and anti-communists.
Disguises more or less, of democrats, the same politicians who supported the coup, who were responsible for crimes against humanity, the flagrant theft of strategic companies such as CODELCO (80% alienated) drinking water, electricity from homes, destruction of rivers and nature sanctuaries in search of gold, lithium, in the hands of the dictator’s son-in-law, flooding of indigenous cemeteries, replacement of native forest by radiate pine, which leaves farmers without water, and countless attacks to nature and to life, flora and fauna.
Many of them are still in parliament, voted by a meager electoral turnout, a product of the boredom of the people, these successive governments began by putting under the table the government program as of 1990, a “justice in the measure of what possible ”in terms of human rights, the labor law inherited from the dictatorship and the hated“ Constitution of 1980 ”, aggravated by an unjust pension system in private hands, which when they win, it is they, and when they lose it is the people, according to in which companies put the money, in contrast to the pensions of the armed forces and police, which are favored as well as the health system and others, like education, which requires debt with the banks and that those who cannot pay lose even their homes.
In the ongoing pandemic, 18 thousand people have died in a country with a population of 18 million, a clear example of the situation that the majority live.
The “social outbreak” of October 18, 2019, takes us back to the history of struggles of more than one hundred years of the popular movement in Chile. With more than 500 people without eyes and / or permanent eye damage, more than fifty murdered by civilians or state agents and more than 2500 political prisoners, without trial, or with trials without evidence, or manufactured by the Carabineros police or civilians, it has been the high price, just for protesting in the streets, starting up, a desperate political solution, through agreements behind the backs of the people, in parliament, favoring Piñera.
A mobilization without respite, which has been carried out in a peaceful and massive way by people of all political colors, ethnic groups and social layers, and a popular army of young people armed with stones, paintings and cunning, to stop the action of the police, who do not hesitate to use all kinds of weapons and dissuasive gases, fired, or thrown by the water-throwing car, they sound the alarms, when they see that nothing, makes them return to their homes, the measures of taking the military out to the streets or offering small financial gifts, without changing the underlying problems, have kept an ineffective and murderous government presided over by Sebastian Piñera, an individual who was a candidate, hiding his pinochetismo to be supported, even by Christian Democrats and who has a well-known criminal record.
A ruler who declares war on his people to continue defending the privileges of no more than 3% of the population, each receiving more than 2 billion pesos a month. Chile, one of the most unequal countries in the world, wants a plebiscite, to change everything, starting with the constitution, all this not because of a decision of the ruler, nor of the parliament that betrayed in “a kitchen” (November 2019) and gave away out of fear and pettiness ⅔ of the quorum, for a new constitution with a “blank page”, but for the mobilized people, who will vote en mass this October 25, with an unparalleled slogan “Chile is and will be the cradle and grave of Neo-liberalism.”
Nina Salinas
Barcelona, October 15, 2020.
LE PLÉSBICITE DU CHILI LE 25 OCTOBRE.
Le sens qui définit le mot plébiscite, est la procédure légale par laquelle une loi ou une question d’importance particulière est soumise à un vote populaire, pour L’État, il y en a aussi une autre: le soutien massif d’un peuple pour une certaine cause.
La question d’une importance particulière pour le peuple chilien est vitale, car elle définit tout l’avenir politique et économique d’une nation, qui a été le berceau du néolibéralisme, imposé par le sang et le feu, par la réaction interne et l’impérialisme, écrasé. d’abord le Chili prometteur de l’Unité Populaire, et ses quarante mesures, pour imposer plus tard la politique économique de Milton Friedmann et des «chicago boys» en 1976, alors que ses hordes de la DINA / CNI, la police politique de Pinochet, faisaient disparaître, assassiner et torturer des Chiliens dans des camps de concentration et des lieux de détention secrets, avec pour résultat une gauche décimée, parmi eux, trois dirigeants complets du Parti communiste chilien, des membres encore pour la plupart portés disparus. Face à ce sombre panorama et avec une population proche de 10 millions d’habitants, à cette époque, le peuple entretenait la flamme du socialisme, comme l’éducation, qui oblige à s’endetter auprès des banques et que ceux qui ne peuvent pas payer perdent même leur maison.
Dans la pandémie en cours, 18 000 personnes sont mortes dans un pays de 18 millions d’habitants, un exemple clair de la situation dans laquelle vivent la majorité.
La «flambée sociale» du 18 octobre 2019, nous ramène à l’histoire des luttes de plus de cent ans du mouvement populaire au Chili. Avec plus de 500 personnes sans yeux et / ou lésions oculaires permanentes, plus de cinquante assassinés par des civils ou des agents de l’État et plus de 2500 prisonniers politiques, sans procès, ou avec des procès sans preuves, ou fabriqués par la police des Carabineros ou civils, cela a été le prix élevé, rien que pour avoir protesté dans les rues, pour lancer, une solution politique désespérée, à travers des accords dans le dos du peuple, au parlement, en faveur de Piñera.
Une mobilisation sans répit, menée de manière pacifique et massive par des personnes de toutes couleurs politiques, ethnies et couches sociales, et une armée populaire de jeunes armés de pierres, de peintures et de ruse, pour arrêter l’action de la police, qui n’hésitent pas à utiliser toutes sortes d’armes et de gaz dissuasifs, tirés, ou lancés par la voiture de jet d’eau, ils sonnent les alarmes, quand ils voient que rien, les fait rentrer chez eux, les mesures de faire sortir les militaires dans la rue ou offrir de petits cadeaux financiers, sans changer les problèmes sous-jacents, ont gardé un gouvernement inefficace et meurtrier présidé par Sebastian Piñera, un individu qui était candidat, cachant son pinochetismo pour être soutenu, même par des démocrates-chrétiens et qui a un casier judiciaire bien connu.
Un dirigeant qui déclare la guerre à son peuple pour continuer à défendre les privilèges de pas plus de 3% de la population, chacun recevant plus de 2 milliards de pesos par mois. Le Chili, l’un des pays les plus inégaux du monde, veut un plébiscite, pour tout changer, à commencer par la constitution, tout cela non pas à cause d’une décision du dirigeant, ni du parlement qui a trahi dans «une cuisine» (novembre 2019) et cédé par peur et mesquinerie ⅔ du quorum, pour une nouvelle constitution avec une “page blanche”, mais pour les personnes mobilisées, qui voteront en masse ce 25 octobre, avec un slogan sans pareil “Le Chili est et sera le berceau et la tombe du néo comme l’éducation, qui oblige à s’endetter auprès des banques et que ceux qui ne peuvent pas payer perdent même leur maison.
Dans la pandémie en cours, 18 000 personnes sont mortes dans un pays de 18 millions d’habitants, un exemple clair de la situation dans laquelle vivent la majorité.
La «flambée sociale» du 18 octobre 2019, nous ramène à l’histoire des luttes de plus de cent ans du mouvement populaire au Chili. Avec plus de 500 personnes sans yeux et / ou lésions oculaires permanentes, plus de cinquante assassinés par des civils ou des agents de l’État et plus de 2500 prisonniers politiques, sans procès, ou avec des procès sans preuves, ou fabriqués par la police des Carabineros ou civils, cela a été le prix élevé, rien que pour avoir protesté dans les rues, pour lancer, une solution politique désespérée, à travers des accords dans le dos du peuple, au parlement, en faveur de Piñera.
Une mobilisation sans répit, menée de manière pacifique et massive par des personnes de toutes couleurs politiques, ethnies et couches sociales, et une armée populaire de jeunes armés de pierres, de peintures et de ruse, pour arrêter l’action de la police, qui n’hésitent pas à utiliser toutes sortes d’armes et de gaz dissuasifs, tirés, ou lancés par la voiture de jet d’eau, ils sonnent les alarmes, quand ils voient que rien, les fait rentrer chez eux, les mesures de faire sortir les militaires dans la rue ou offrir de petits cadeaux financiers, sans changer les problèmes sous-jacents, ont gardé un gouvernement inefficace et meurtrier présidé par Sebastian Piñera, un individu qui était candidat, cachant son pinochetismo pour être soutenu, même par des démocrates-chrétiens et qui a un casier judiciaire bien connu.
Un dirigeant qui déclare la guerre à son peuple pour continuer à défendre les privilèges de pas plus de 3% de la population, chacun recevant plus de 2 milliards de pesos par mois. Le Chili, l’un des pays les plus inégaux du monde, veut un plébiscite, pour tout changer, à commencer par la constitution, tout cela non pas à cause d’une décision du dirigeant, ni du parlement qui a trahi dans «une cuisine» (novembre 2019) et cédé par peur et mesquinerie ⅔ du quorum, pour une nouvelle constitution avec une “page blanche”, mais pour les personnes mobilisées, qui voteront en masse ce 25 octobre, avec un slogan sans pareil “Le Chili est et sera le berceau et la tombe du néocomme l’éducation, qui oblige à s’endetter auprès des banques et que ceux qui ne peuvent pas payer perdent même leur maison.
Dans la pandémie en cours, 18 000 personnes sont mortes dans un pays de 18 millions d’habitants, un exemple clair de la situation dans laquelle vivent la majorité.
La «flambée sociale» du 18 octobre 2019, nous ramène à l’histoire des luttes de plus de cent ans du mouvement populaire au Chili. Avec plus de 500 personnes sans yeux et / ou lésions oculaires permanentes, plus de cinquante assassinés par des civils ou des agents de l’État et plus de 2500 prisonniers politiques, sans procès, ou avec des procès sans preuves, ou fabriqués par la police des Carabineros ou civils, cela a été le prix élevé, rien que pour avoir protesté dans les rues, pour lancer, une solution politique désespérée, à travers des accords dans le dos du peuple, au parlement, en faveur de Piñera.
Une mobilisation sans répit, menée de manière pacifique et massive par des personnes de toutes couleurs politiques, ethnies et couches sociales, et une armée populaire de jeunes armés de pierres, de peintures et de ruse, pour arrêter l’action de la police, qui n’hésitent pas à utiliser toutes sortes d’armes et de gaz dissuasifs, tirés, ou lancés par la voiture de jet d’eau, ils sonnent les alarmes, quand ils voient que rien, les fait rentrer chez eux, les mesures de faire sortir les militaires dans la rue ou offrir de petits cadeaux financiers, sans changer les problèmes sous-jacents, ont gardé un gouvernement inefficace et meurtrier présidé par Sebastian Piñera, un individu qui était candidat, cachant son pinochetismo pour être soutenu, même par des démocrates-chrétiens et qui a un casier judiciaire bien connu.
Un dirigeant qui déclare la guerre à son peuple pour continuer à défendre les privilèges de pas plus de 3% de la population, chacun recevant plus de 2 milliards de pesos par mois. Le Chili, l’un des pays les plus inégaux du monde, veut un plébiscite, pour tout changer, à commencer par la constitution, tout cela non pas à cause d’une décision du dirigeant, ni du parlement qui a trahi dans «une cuisine» (novembre 2019) et cédé par peur et mesquinerie ⅔ du quorum, pour une nouvelle constitution avec une “page blanche”, mais pour les personnes mobilisées, qui voteront en masse ce 25 octobre, avec un slogan sans pareil “Le Chili est et sera le berceau et la tombe du néolibéralisme”.
Nina Salinas
Barcelone, le 15 octobre 2020.