Juan Carlos Cartagena, Licenciado en Computación, Doctor en Biología
Chile transcurre actualmente por una situación política inédita desde hace 50 años, y tal vez, desde su fundación como país independiente. En efecto, los procesos populares, que son, según la predicción visionaria del presidente Allende, imposibles de contener, han creado expectativas democráticas y de participación, atendiendo a las demandas populares nunca vistas en el transcurso de la historia nacional. Así es como una gran proporción de ciudadanos se ha pronunciado por un cambio de las estructuras de base del estado chileno, a través de la creación y funcionamiento de una convención constitucional, que si bien no representa la totalidad de las aspiraciones populares, es un hito inédito en la historia de la república. Este hecho es una ocasión, hasta ahora inédita, para tomar en cuenta la aspiración de las grandes mayorías postergadas, a comenzar por la ancestral lucha de los pueblos originarios por su reconocimiento.
Entre octubre y noviembre 2021 se ha recibido en Francia la visita de la activista mapuche Sandra Trafilaf Yáñez. Periodista, (invitada por France Amerique Latine de Toulouse), ex miembro de la Jota, ex miembro del FPMR, ex prisionera política (7 años detenida), ex Partido Comunista de Chile (PC), ha dictado, al menos, dos conferencias, una en Burdeos otra en París.
En el curso de cada una de ellas Sandra Trafilaf ha trazado a grandes rasgos la situación política y el contexto de la situación política chilena actual.
Creemos que tenemos el derecho y el deber, en tanto que actores responsables y participantes en la política chilena de comentar los planteamientos de Sandra Trafilaf. En lo general, creemos que la expositora ha elaborado un relato bastante desordenado de hechos, cifras, comentarios no siempre acertados y que no se compadecen, a menudo, con la realidad actual. Veamos los puntos más importantes en detalle:
La expositora ha reconocido que la actual situación creada en Chile ha sido obra de la acción de la movilización popular de décadas. Siguiendo esta idea Sandra Trafilaf hace un preciso recuento de cada una de las movilizaciones que antecedieron el llamado ‘estallido‘ del 18 de octubre de 2019. Sin embargo, en su detallado informe olvida la más grande de ellas: la movilización estudiantil de los universitarios del 2011. Para motivar su ‘olvido‘, agrega que esta fue ‘secuestrada por los partidos políticos‘ únicamente porque los estudiantes que la lideraron tenían filiación política (pues no eran ni siquiera dirigentes nacionales de sus partidos), lo que supondría que ese movimiento no es válido en la historia de los movimientos populares chilenos. Para todo observador de la situación chilena, sobre todo en Francia, aún sin tener una visión completamente imparcial, este ‘olvido‘ de nuestra conferencista constituye un verdadero logro de incongruencia con la realidad histórica reciente. Al parecer la consistencia de su relato con los hechos la tiene sin cuidado. Sin embargo, Sandra Trafilaf nos ha demostrado que nos tenía preparada aún más sorpresas de calibre aún superior. Veamos.
Sandra Trafilaf descalifica toda acción, grande o pequeña, en la que participen militantes de partidos políticos (en particular, al parecer, del Partido Comunista de Chile), denunciándolos como pertenecientes a una ‘casta’ o ‘clase política‘. No es ocioso en este punto recordar que este concepto que es manejado con bastante comodidad, desparpajo y pericia por nuestra conferencista fue acuñado por el sociólogo, senador vitalicio, furioso antisocialista y antimarxista italiano Gaetano Mosca para oponerlo al término marxista de clases sociales, allá por los dorados años 20 del fascismo italiano (Mosca se emplea a destruir la menor mistificación democrática e igualitaria en su encarnación, según él, más reciente y degradante: el socialismo. Trata, con este concepto, en suma, de destruir cualquier pensamiento coherente y científico acerca de la sociedad). Interrogada sobre la fuente de sus ideas Sandra Trafilaf ‘no sabe‘ si es marxista, lo que no le impide en utilizar de manera abundante el término globalizador de ‘clase política’ sin entrar en detalles. Al parecer, y en su beneficio, podemos admitir que Sandra utiliza estos conceptos desconociendo su proveniencia. Tampoco es ocioso recordar que otro gran adepto de las ideas fascistas lo utilizaba de manera recurrente: el general Pinochet quien se refería a los políticos en general como los ‘señores políticos‘. Sigamos.
Respecto a la actual situación chilena, sabido es que la derecha es absolutamente contraria al éxito de la convención constitucional, así como a la mayor participación ciudadana en cualquier evento electoral. Ella descalifica, tal como lo hace la derecha, la legitimidad de la convención constitucional, afirmando que no significará ninguna mejora ni cambio de la situación de las grandes mayorías. Aun màs ella considera que la convención constitucional, con sus elegidos principalmente no militantes, representan ‘una farsa‘ que no modificará la esencia del sistema neo-liberal. Sandra Trafilaf se sitúa exactamente en la misma posición que la derecha, aunque sus razones sean totalmente diferentes el resultado es y será siempre el mismo y favorecerá siempre a la derecha.
En ese cuadro, ante la pregunta acerca de su actitud ante una eventual victoria en las urnas del candidato de extrema derecha José Antonio Kast, Sandra Trafilaf plantea la abstención, desentendiéndose así de la suerte que pueda acaecer a la sociedad chilena. Su pretexto es que la vida política chilena solo transcurre entre minorías y que las grandes mayorías se expresan solo a través de la abstención. Es válido y urgente plantearse varias interrogantes respecto sus afirmaciones: ¿Es normal y coherente descalificar a todas las otras posiciones políticas sin plantear una solución? ¿Es responsable adoptar tal actitud ante la extrema derecha? ¿Es responsable y racional marginarse de la acción política y luego reclamar, a los políticos de turno cambios radicales? ¿Es legítimo y sensato descalificar a aquellos ciudadanos que quieren cambiar la situación a través las elecciones?
Creemos que, con posiciones políticas de esa naturaleza en el seno de pueblo, aunque sean marginales, como es felizmente el caso de Sandra Trafilaf, no necesitamos tener adversarios de derecha. Estas posiciones irresponsables, insensatas e incoherentes, cuyas motivaciones profundas no logramos percibir a cabalidad, representan un peligro para la democratización de la sociedad chilena. No está de más recordar también que ninguna posición política es sagrada únicamente por su pasado, por muy glorioso que este haya sido. Más vale, y así lo demuestra la realidad, la batalla permanente por lograr cambios, aunque sean pequeños, para encontrarnos en mejor posición para futuros combates y avances, aunque estos no sean ni tan profundos ni tan inmediatos como había, algún día soñado, aunque algunos nos descalifiquen y piensen que por no ser hoy mayorías no tenemos derecho.
J.C. Cartagena.
Paris, sábado 6 de noviembre de 2021.