Después del formidable resultado del plebiscito del 25 de octubre se vienen produciendo fenómenos, pues son de difícil explicación, de naturaleza sino sobrenaturales, al menos bastante extraordinarios.
Hemos asistido, y seguramente lo seguiremos presenciando, al surgimiento de figuras que creíamos enterradas definitivamente en el pasado. Son unos verdaderos muertos vivientes. Se trata de antiguas eminencias políticas que tuvieron su momento de gloria al ser actores fundamentales encarnando la mantención del sistema neoliberal a ultranza y enarbolando al mismo tiempo, un discurso de demócratas.
Se diría que el resultado del plebiscito, hubiese actuado como un catalizador de procesos de alquimia experimental, tanto o más eficaces que aquella de la resurrección de un finado gigante lograda por el doctor Frankenstein, para sacar, como lo ilustró Alejandra Matus, algunos despojos de sus sarcófagos. Ella no quiso emplear el mote de momias pues era, sin duda, insuficiente.
El resultado de esta resurrección se operó una semana después del, para ellos fatídico, domingo 25 de octubre, coincidiendo tal vez con el primero de noviembre. Esta fue la señal del despertar de los muertos-vivos (o muertos-listos si se quiere). Tal como los héroes de las historietas norteamericanas, Batman o Superman, ellos sienten el deber de acudir en auxilio de la ciudad gótica neoliberal en peligro de muerte, acosada por los malvados Jokers, cuyas máscaras y otras capuchas, se multiplicaron por miles en plazas y calles del país-símbolo de mundial del neoliberalismo.
Nuestros difuntos malolientes no trepidaron en (re)presentarse como salvadores del orden establecido. Así, los Mariana Alwyin, Gutemberg Martínez, Eduardo Aninat o Jorge Schaulsohn salen de sus sarcófagos invocados por F. Chahuán para participar en este aquelarre restaurador. La exigua participación a este conciábulo no impide ni cierra las puertas a que otras figuras, por el momento discretas o dubitativas, entren mañana en esta danza conservadora.
De aquí al momento de inscripción de listas de candidatos a la constitucional, asistiremos a la danza macabra de estos seres que resisten permanecer en lo que, desde el 25 de octubre, constituye ya el pasado. Si persisten en sus propósitos salvadores lo más probable es que sean absorbidos en conglomerados de aquellos que, teniendo un discurso renovado, sean en realidad fervientes partidarios de la mayor conservación del estado de cosas. Lograrán engañar a alguien? La preservación es lo propio y lo màs natural de las momias.
La carta fundamental en vigor deberá ser reemplazada por el mandato popular, los que no suscriban al anhelo de la mayoría del pueblo chileno, sobrarán. Volverán entonces a dominios de sepulcros?
J.C. Cartagena
Arcueil, viernes 6 de noviembre de 2020.